Todo es poco para engrandecer y ensalzar la figura de María, por ello
desde el cariño y la devoción que hunden sus raíces en la más antigua
tradición, la imagen de María Inmaculada hoy es procesionada por muchos
pueblos y ciudades.
Sin lugar a dudas, todos tenemos en nuestra retina una imagen -pintura o
escultura- concreta de María, que nos evoca a la que para nosotros es
la madre de Dios. Estas figuras artísticas como sabemos son mediaciones
que en ningún momento pueden sustituir a la que verdaderamente fue la
madre de Dios, cuyo mismo Espíritu nos asiste a cada uno de los miembros
del pueblo de Dios.
María, mujer que no responde al prototipo de persona pecadora que nos
relatan los míticos -no históricos- relatos del Génesis y la creación
del mundo; en aquel episodio de la serpiente y la manzana. Ella es
considerada en las escrituras muchas cosas, desde un plano
verotestamentario y neotestamentario. Arca de la alianza, como nexo de
unión entre la antigüedad y lo nuevo que representa su hijo y portadora
del mismo hijo. Llena de gracia (Lc1,28), ante su prima Isabel "bendita
entre todas las mujeres" (Lc1,42)...etc.
Digamos que en María se rehabilita la sobre carga de pecado que desde la
antigüedad soporta la mujer en Gn 3,15, y que tanto ha dificultado su
desarrollo en muchos planos, sin ser el eclesiástico una excepción. La
teóloga María Clara L. Bingemer admite que en María la mujer es
rehabilitada desde el magisterio de la iglesia, aunque tengo mis dudas
al respecto ya que aun hoy día se le niega el acceso a responsabilidades
determinadas que implicarían su plena inclusión en el organigrama
eclesiástico. Desde luego aunque esto es importante, me gusta reseñar
que desde mi punto de vista lo mejor que tiene la mujer y por ello
inviolable es su propia dignidad. Y de esa dignidad participa María
entre todas las mujeres y hombres del mundo, que por amor de Dios fuimos
dados a la vida y fuimos creados a "Su" imagen y semejanza (Gn
1,26-27). Es hermoso considerar a María dentro de esta colectividad
humana de la que todos participamos, pues en sí misma "ella fue
insignificante en la estructura social de su tiempo" (Mª Clara
L.Bingemer).
Quiero hacer hincapié en algo. La sociedad tiene una asignatura
pendiente aun con la mujer de nuestro tiempo. Derechos, libertades,
igualdad de salarios y oportunidades...etc. Como dije antes en el plano
jerárquico de la iglesia, también hace falta igualdad. Pero en ambos
planos social y el eclesiástico, hay que tener mucho cuidado de no unir a
la femineidad aquellos estereotipos que representan deformaciones para
la dignidad de la mujer. Desde la teología más antigua María no es ajena
a esto. Por ser femeninas se las considera sumisas, entregadas,
abnegadas, servidoras, esclavas, solo pueden decir sí...etc (Ef 5,22ss).
Y esto es una injusticia si solo se la aplica a la mujer, por un
indeleble sentido del machismo más rancio y obsoleto del que incluso
hacemos participe a la madre de Dios, María.
Ella fue mujer por encima de todo, y fue persona. Pudo optar por aceptar
el plan de Dios o negarse al mismo, y fue esa misma disponibilidad la
que le hizo ser considerada grande, a pesar de su pequeñez. Si
dignificamos la vida de la mujer, si no le ponemos barreras al
desarrollo de su persona y de sus posibilidades estamos honrando a la
madre de Dios. Hace años un profesor me dijo que María es el piso piloto
del cristianismo. Extraña comparación, pero plausible cuando se
explica. Nadie compra un piso sin construir, para eso se construye un
piso piloto que responde fielmente a la compra que usted hace. ¿Que
pienso yo que debe ser, y como debe vivir un cristiano? Pues en María
tenemos el modelo perfecto. María es el piso piloto. María, junto a
Jesús son el camino la verdad y la vida. Hoy litúrgicamente la
consideramos pura, y verdaderamente lo fue. Pues a parte de las
connotaciones de la pureza sexual de María de las que tengo mi propia
interpretación y creencia; fue pura porque supo apartar de si mismo todo
lo que podía obstaculizar el plan de Dios en sí misma.
Que ella nos guarde, y que el mismo Espíritu que la asistió, nos asista a
cada un@ de nosotr@s en las circunstancias de nuestra vida.
Feliz día. Dios os guarde.
Escrito de:
D. Florencio Salvador Díaz Fernández (Laico Contemplativo)
Diplomatura en Teología. Escuela Diócesana de Teología de Ecija (Sevilla)
Fuente: Blog Cartujo con Licencia
No hay comentarios:
Publicar un comentario