lunes, 8 de diciembre de 2014

MARÍA INMACULADA - PISO PILOTO DEL CRISTIANISMO

Todo es poco para engrandecer y ensalzar la figura de María, por ello desde el cariño y la devoción que hunden sus raíces en la más antigua tradición, la imagen de María Inmaculada hoy es procesionada por muchos pueblos y ciudades. 
Sin lugar a dudas, todos tenemos en nuestra retina una imagen -pintura o escultura- concreta de María, que nos evoca a la que para nosotros es la madre de Dios. Estas figuras artísticas como sabemos son mediaciones que en ningún momento pueden sustituir a la que verdaderamente fue la madre de Dios, cuyo mismo Espíritu nos asiste a cada uno de los miembros del pueblo de Dios.
María, mujer que no responde al prototipo de persona pecadora que nos relatan los míticos -no históricos- relatos del Génesis y la creación del mundo; en aquel episodio de la serpiente y la manzana. Ella es considerada en las escrituras muchas cosas, desde un plano verotestamentario y neotestamentario. Arca de la alianza, como nexo de unión entre la antigüedad y lo nuevo que representa su hijo y portadora del mismo hijo. Llena de gracia (Lc1,28), ante su prima Isabel "bendita entre todas las mujeres" (Lc1,42)...etc.
Digamos que en María se rehabilita la sobre carga de pecado que desde la antigüedad soporta la mujer en Gn 3,15, y que tanto ha dificultado su desarrollo en muchos planos, sin ser el eclesiástico una excepción. La teóloga María Clara L. Bingemer admite que en María la mujer es rehabilitada desde el magisterio de la iglesia, aunque tengo mis dudas al respecto ya que aun hoy día se le niega el acceso a responsabilidades determinadas que implicarían su plena inclusión en el organigrama eclesiástico. Desde luego aunque esto es importante, me gusta reseñar que desde mi punto de vista lo mejor que tiene la mujer y por ello inviolable es su propia dignidad. Y de esa dignidad participa María entre todas las mujeres y hombres del mundo, que por amor de Dios fuimos dados a la vida y fuimos creados a "Su" imagen y semejanza (Gn 1,26-27). Es hermoso considerar a María dentro de esta colectividad humana de la que todos participamos, pues en sí misma "ella fue insignificante en la estructura social de su tiempo" (Mª Clara L.Bingemer).
Quiero hacer hincapié en algo. La sociedad tiene una asignatura pendiente aun con la mujer de nuestro tiempo. Derechos, libertades, igualdad de salarios y oportunidades...etc. Como dije antes en el plano jerárquico de la iglesia, también hace falta igualdad. Pero en ambos planos social y el eclesiástico, hay que tener mucho cuidado de no unir a la femineidad aquellos estereotipos que representan deformaciones para la dignidad de la mujer. Desde la teología más antigua María no es ajena a esto. Por ser femeninas se las considera sumisas, entregadas, abnegadas, servidoras, esclavas, solo pueden decir sí...etc (Ef 5,22ss). Y esto es una injusticia si solo se la aplica a la mujer, por un indeleble sentido del machismo más rancio y obsoleto del que incluso hacemos participe a la madre de Dios, María.
Ella fue mujer por encima de todo, y fue persona. Pudo optar por aceptar el plan de Dios o negarse al mismo, y fue esa misma disponibilidad la que le hizo ser considerada grande, a pesar de su pequeñez. Si dignificamos la vida de la mujer, si no le ponemos barreras al desarrollo de su persona y de sus posibilidades estamos honrando a la madre de Dios. Hace años un profesor me dijo que María es el piso piloto del cristianismo. Extraña comparación, pero plausible cuando se explica. Nadie compra un piso sin construir, para eso se construye un piso piloto que responde fielmente a la compra que usted hace. ¿Que pienso yo que debe ser, y como debe vivir un cristiano? Pues en María tenemos el modelo perfecto. María es el piso piloto. María, junto a Jesús son el camino la verdad y la vida. Hoy litúrgicamente la consideramos pura, y verdaderamente lo fue. Pues a parte de las connotaciones de la pureza sexual de María de las que tengo mi propia interpretación y creencia; fue pura porque supo apartar de si mismo todo lo que podía obstaculizar el plan de Dios en sí misma.
Que ella nos guarde, y que el mismo Espíritu que la asistió, nos asista a cada un@ de nosotr@s en las circunstancias de nuestra vida.
Feliz día. Dios os guarde.
 
Escrito de:
 
D. Florencio Salvador Díaz Fernández (Laico Contemplativo)
Diplomatura en Teología. Escuela Diócesana de Teología de Ecija (Sevilla)
 

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