¡Amoroso Salvador!
Contigo y acompañado
de mis hermanos,
inicio este camino.
Camino de pobreza y conversión
"las cenizas me lo recuerdan",
camino de Gracia y Bendición.
¡Ven Espíritu, ven y guíame!
Tú conoces nuestra debilidad
y cuánto el pecado nos abruma.
Envía tu poder y
tu amor sobre nosotros
para que, aun en las caídas,
volvamos nuestro rostro
hacia el Padre Misericordioso.
¡Padre Santo!
Lo secreto es el lugar
donde Tú habitas,
Tú, ves en lo escondido,
danos aquello que necesitamos
para ser más tuyos
y menos del mundo.
¡Hágase tu voluntad!
Texto: Misioneras Oblatas de María Inmaculada
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