La escultura española del quinientos se caracterizará a grandes rasgos por el predominio de lo religioso frente a lo profano. El tema religioso, además, por evidente tradición del patetismo gótico, va a mantener un gusto por lo expresivo, directo y realista, que sólo en muy limitados casos va a dar cabida a la “belleza ideal”, tan buscada por los maestros italianos. Sigue siendo la madera policromada el material por excelencia utilizado en este periodo.
A finales del siglo XVI, el periodo tardo-renacentista, en Estepa nos muestra diversas imágenes cristíferas exponiendo su peculiar serenidad de líneas, sosegada expresividad y quietud compositiva. Destacan el Cristo de la Vera Cruz de la Iglesia de los Remedios, obra atribuida a Roque Balduque (+1561) que presidió este primitivo templo. El antiguo Cristo de las Penas de la capilla de San Pedro, en la Iglesia de la Asunción, es obra anónima de finales de quinientos. La talla de Cristo Yacente es una pieza anónima de la segunda mitad del siglo XVI y recuerda bastante la imaginería tardo-renacentista sevillana, tiene los brazos articulados ya que con esta imagen se representaba también el descendimiento, se guarda el sagrado cuerpo inerte de Cristo en una magnífica urna dieciochesca. Se conservan también varios crucificados anónimos de mediados y finales del XVI, como el Cristo del Pregón y el crucificado que remata el retablo de la Inmaculada, ambos de la Iglesia de la Asunción, el Cristo del Manifestador del retablo de la Iglesia de los Remedios y el crucificado que remata el retablo mayor de la Iglesia de San Sebastián.
(Stmo. Cristo de la Vera Cruz)
Mientras la escultura italofrancesa se dejaba influir por la estética berninesca plasmada en ricos mármoles y bronces con escenas mitológicos y alegóricas, en España se seguirá cultivando la escultura en madera policromada, de sentir exclusivamente religioso al servicio de la sensibilidad piadosa contrareformista. Los nuevos postulados dogmáticos del Concilio de Trento (1545-1563) dan origen a una verdadera eclosión artística a favor y al servicio de la doctrina tridentina. Esto motivó la proliferación de escuelas de imaginería religiosa como la andaluza y castellana. En un principio la escultura barroca española permanece al margen de la evolución hacia el dinamismo, movimiento y teatralidad de lo italiano, y se vincula directamente, sin ningún tipo de ruptura, con la de finales del siglo XVI, sin otra novedad que el progresivo avance hacia postulados naturalistas. Sólo a mediados del siglo XVII se comienza a introducir el barroquismo berninesco en ambas escuelas artísticas.
La imaginería estepa devocional del Siglo de Oro está conformado por obras como el grupo escultórico del Calvario de la Iglesia de Santa Clara fechado en la primera mitad del siglo XVII, relacionándose la talla cristífera con la escuela hispanoamericana. A esta misma cronología pertenece el primitivo Cristo de la Salud custodiado en el Convento Franciscano. La Virgen de la Soledad, es una obra de candelero del siglo XVII. La talla del Dulce Nombre de Jesús es de escuela granadina y data de 1634. La efigie de San Pedro Apóstol, de origen italiano según la tradición, es una obra vinculada estrechamente a la estética de Pedro de Mena hacia mediados del siglo XVII. De esta centuria se guardan varias imágenes pasionistas de filiación desconocida o anónima, como los crucificados de las sacristías del Convento de Santa Clara, Iglesia de los Remedios, Iglesia del Carmen, parroquia de San Sebastián e Iglesia de la Asunción.
(Calvario de Santa Clara)
La escultura barroca española del siglo XVIII se divide en dos grandes escuelas, la cortesana de estética francoitaliana introducida por la Corona y la perdurable imaginería tradicional en madera policroma del seiscientos; donde se perpetúa la presencia de las escuelas castellana y andaluza pero ya diseminadas estilísticamente en los centros artísticos de Castilla, Madrid, Sevilla, Granada, Murcia, Valencia y Galicia.
Las escuelas escultóricas más importantes que influirán en la imaginería estepeña serán la cortesana o madrileña con la insigne figura de Luis Salvador Carmona y escuela antequerana con las destacadas personalidades de Diego Márquez y Andrés de Carvajal.
La interrelación entre la escultórica tradicional y devocional con la europeizante y aristocrática tendrá su exponente más señero en la figura de Luis Salvador Carmona (1708-1767). De forma admirable sabrá interpretar la estética de los grandes maestros del siglo XVII dentro del nuevo lenguaje clasicista y cortesano. Sus modelos iconográficos serán los de la escultórica tradicional castellana y andaluza del siglo XVII, pero desposeídos de su exacerbado dramatismo y patetismo cruento, destacando y potenciando valores como la elegancia, distinción, equilibrio y mesura. La categoría artística de que gozó en su tiempo queda patente en cintas textuales de la época al señalarlo como: celebre escultor español o de los mejores artífices de la Corte.
La efigie de N. P. Jesús Nazareno del templo parroquial de San Sebastián, estaba atribuida a la escuela granadina pero ha sido reconocida como indudable obra del citado escultor y académico vallisoletano, fechándose en 1759.
(Ntro. Padre Jesús Nazareno)
Dentro de la órbita escultórica de la escuela granadina destaca, en el siglo XVIII, el núcleo antequerano, un círculo artístico con unos caracteres formales propios y definidos. Desde mediados del siglo XVIII entre los escultores de esta escuela destacan José de Medina, Andrés de Carvajal, Antonio Palomo, Bernardo Asensio, Diego Márquez, Francisco Primo y José Atencia.
Diego José Márquez y Vega (1724-1791) era natural de Antequera y siguió la estética escultórica de José de Medina. Para la Iglesia del Carmen realizó la Virgen del Mayor Dolor en 1787 y el Cristo de la Sangre acompañado por la Virgen y San Juan del mismo periodo. La talla del Cristo de la Humildad y Paciencia de la Hermandad del Dulce Nombre la ejecutó en 1772. Se le atribuye el Cristo del Amor de la Hermandad de los Estudiantes, el Cristo del Altar de la Iglesia de San Sebastián, y el grupo de la Virgen de las Angustias con Cristo muerto en su regazo de la Ermita de Santa Ana.
(Stmo. Cristo del Amor, Los Estudiantes)
Andrés de Carvajal y Campos (+1779), nació en Fondón (Almería), se formó con la familia granadina de los Mora estableciéndose más tarde en Antequera. Entre sus imágenes estepeñas destaca el Cristo atado a la Columna de la Iglesia de los Remedios titular de la Hermandad de Paz y Caridad.
(Stmo. Cristo Amarrado a la Columna, Paz y Caridad)
Son numerosas las piezas anónimas de iconografía pasionista pertenecientes al siglo XVIII. Entre estas son de reseñar el Cristo de las Penas de la Iglesia del Carmen, el busto de la Dolorosa del Convento de Santa Clara, y la antigua Virgen de la Paz de la Hermandad del Dulce Nombre.
La Virgen de los Dolores Servitas de la Iglesia de la Asunción y la Virgen del Valle de la parroquia de San Sebastián son tallas de candelero vinculadas al siglo XVIII.
(Virgen del Valle, Los Estudiantes)
Dentro de la escultórica decimonónica y contemporánea, de ámbito pasionista, podemos destacar las vírgenes de la Victoria (Hermandad de la Borriquita), Amargura (Hermandad del Calvario), Esperanza Coronada (Hermandad de Paz y Caridad) y Dolores (Hermandad de Jesús Nazareno). A este mismo periodo corresponden las tallas cristíferas del Señor Cautivo, Cristo de la Salud y Entrada Triunfal en Jerusalén junto con su apostolado.
Autor/ Escuela: Anónimo
Fecha: segunda mitad del siglo XVII.
Procedencia: Iglesia de Santa María la Mayor, Estepa.
Medidas: 151 x 46 x 57 cm.
Esta talla de candelero de “Jesús Preso” es conocida como Señor de los Señores al haber sido la imagen titular de la Hermandad de Nobles. Esta cofradía civil existía al menos desde 1557 formando parte de ella toda la aristocracia estepeña, estaba dirigida por el alcalde y regidores nobles, y tenía representación en el cabildo del Concejo de la Villa. La talla se fecha en la segunda mitad del siglo XVII y su importancia radica en la vinculación devocional con la nobleza estepeña durante los siglos XVI al XVIII. Al parecer se veneraba en el retablo mayor de la Ermita de la Vera Cruz (o Iglesia de los Remedios), después pasó al camarín del presbiterio del mismo templo y en el siglo XIX se trasladó a la iglesia de la Asunción. En 1961 se llevó a la iglesia de Santa María la Mayor donde se custodia en la actualidad.
2. NIÑO JESÚS DORMIDO SOBRE LA CRUZ
Autor / Escuela: Anónimo
Fecha: primera mitad del siglo XVII
Procedencia: Clausura del Convento de Santa Clara, Estepa.
Medidas: 24 x 44 cm
Está realizada por la técnica del vaciado en plomo, fechándose en la primera mitad del siglo XVII. Esta iconografía tuvo una importante difusión desde el Concilio de Trento. El Niño descansa plácidamente sobre la Cruz y el cráneo es un sueño premonitorio de su pasión, muerte y resurrección. La cruz es símbolo martirial de Cristo pero también camino y guía hasta la redención salvadora. La lectura iconológica nos anuncia que Cristo triunfará sobre la muerte por medio de su sacrificio redentor en la cruz. Al parecer fue donada por Dña. Leonor Mª Centurión y Mendoza, segunda esposa del III Marqués de Estepa, a mediados del siglo XVII.
3. TRÍPTICO DE LA PIEDAD
Autor: atribuido a Diego Márquez y Juan de Espinal.
Fecha: 1765.
Procedencia: Iglesia del Convento de San Francisco, Estepa.
Medidas: 210 x 120 cm.
Este retablo a modo de tríptico representa en su parte central una Piedad y en las puertas laterales la glorificación del patriarca San José, devoción vinculada a los franciscanos, y el Niño Jesús triunfante con la cruz. El relieve de la Piedad junto con las rocallas del retablo se atribuyen al antequerano Diego Márquez y las pinturas de las puertas se vinculan con el sevillano Juan de Espinal. En la parte posterior del tríptico se lee: Se hizo i doró esta lámina, Año de 1765. En la actualidad se ubica en la reja del coro de dicho templo franciscano.
4. DOLOROSA
Escuela granadina o antequerana.
Fecha: primera mitad del siglo XVIII.
Procedencia: Clausura del Convento de Santa Clara, Estepa.
Medidas: 54 x 46 cm.
Sabemos que fue donada al convento a mediados del siglo XVIII por Dña. Patricia González de Vergara, esposa de D. Alejo Juárez de Negrón. Es sin duda una de las mejores esculturas conservadas en el cenobio. Este busto de la Virgen representa iconográfica y formalmente el modelo propuesto y divulgado por Pedro de Mena y sus seguidores, con un ensanchamiento en la base que va disminuyendo hacia la cabeza. A pesar del sentimiento dramático, no llega a niveles desgarradores, el dolor está contenido y algo sublimado sin teatralidad expresiva. Este recogimiento en la escenificación del dolor se hace patente en la ligera caída del rostro, la inclinación de la mirada y los brazos entrecruzados en el pecho en actitud de amorosa sumisión. Se podría fechar en la primera mitad del siglo XVIII vinculándose a talleres granadinos o antequeranos.
5. DOLOROSA DE LOS SIETE PUÑALES
Autor/ Escuela: Anónimo.
Fecha: principios del siglo XVII.
Procedencia: Iglesia del Convento de Santa Clara, Estepa.
Medidas: 150 x 57 cm.
Esta dolorosa presenta una iconografía arcaizante, al mostrar los siete puñales de dolor, recordando modelos de finales del siglo XVI y principios del XVII. Forma parte del Calvario ubicado en el retablo frontero al cancel de la Iglesia Conventual de Santa Clara (Estepa). El Crucificado que preside dicho altar está realizado en pasta, fechándose también en la primera mitad del siglo XVII, algunos autores han destacado su posible procedencia iberoamericana. La imagen de San Juan Evangelista data de la segunda mitad del siglo XVII y la Magdalena se fecha a principios del siglo XVIII.
6. CRISTO DE LAS PENAS
Autor/ Escuela: Anónimo.
Fecha: finales del siglo XVI.
Procedencia: Iglesia de la Asunción, Capilla de San Pedro, Estepa.
Medidas: 90 x 56 cm.
Esta talla está realizada en pasta y representa a Cristo tras la flagelación sentado en un escabel reclinando la cabeza sobre la mano izquierda, la cual se apoya a su vez sobre la pierna. Aparece coronado de espinas y con soga anudada al cuello. Los orígenes de esta iconografía debemos buscarlos en el Teatro de los Misterios y en el arte germánico de finales del siglo XIV. La iconología del “Cristo Pensieroso” fue representativa de las instituciones asistenciales como hospitales y lazaretos, enseñando a los enfermos el mensaje evangélico de la esperanza y la resignación frente a los males y dolencias. Esta talla cristífera pudo estar vinculada con el hospital de pobres enfermos de Santa María de la Asunción, anexo al mismo templo mariano y asuncionista.
7. CRISTO DE LAS AGUAS SANTAS
Autor/ Escuela: Anónimo.
Fecha: finales del siglo XVI.
Procedencia: Iglesia de San Sebastián, Estepa.
Medidas: 94 x 70 cm.
Su composición responde a modelos bajo-renacentistas mostrando un acertado estudio anatómico con elegancia en las proporciones y equilibrio expresivo. Está clavado sobre una cruz plana la cual se inserta en un dosel de rocallas dieciochesco. Esta advocación cristífera alude al pasaje evangélico de San Juan que dice: pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua (capítulo 19, versículo 33 y 34).
8. SANTO CRISTO DE LAS PENAS
Autor / Escuela: Anónimo.
Fecha: siglo XVIII.
Procedencia: Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen, Estepa.
Medidas: 90 x 47 cm.
El Cristo de las Penas es titular de la Hermandad de San Pedro erigida en la Iglesia de la Asunción pero se custodia en la Iglesia del Carmen. La talla fue donada a dicho templo carmelitano por el presbítero Rodrigo de Melgar. Esta imagen se fecha en el siglo XVIII, la filiación artística no está clara relacionándose indistintamente con talleres antequeranos o sevillanos. Representa a Cristo, en el momento posterior a la flagelación, ya coronado de espinas, con la caña a modo de cetro y las ligaduras pendiendo del cuello. El torso muestra una dramática laceración. La escultura presenta una cuidada anatomía y una expresión facial de dolor contenido y sosiego redentor ante el escarnio. La iconología podría confundirse con la coronación de espinas.
9. VIRGEN DEL MAYOR DOLOR
Autor: Diego Márquez, escuela antequerana.
Fecha: 1787.
Procedencia: Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen, Estepa.
Medidas: 95 x 59 cm.
Esta talla sigue el modelo iconográfico de las dolorosas granadinas cuyos maestros influyeron en la escuela antequerana de imaginería. La Virgen aparece sedente con las manos entrelazadas sobre su lado izquierdo, el puñal de dolor clavado en el pecho y girando de forma leve la cabeza hacia la derecha. El movimiento de los paños, la contraposición compositiva del cuerpo, la suntuosidad y variedad de estofados, y el dolor contenido del gesto implorante con la mirada al cielo, reconocen a esta pieza como una de las más relevantes de la imaginería barroca estepeña.
10. CRISTO DE LA SANGRE, DOLOROSA Y SAN JUAN EVANGELISTA
Autor/ Escuela: atribuido a Diego Márquez, escuela antequerana.
Fecha: segunda mitad del siglo XVIII.
Procedencia: Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen, Estepa.
Medidas: 86 x 28 / 110 x 74 / 87 x 28 cm.
En el banco del retablo mayor de la Iglesia del Carmen, en su parte central, había un tabernáculo presidido por el Cristo de la Sangre, la Virgen María y San Juan Evangelista. Este Calvario se relaciona con la producción de Diego Márquez por la similitud con otras obras documentadas de dicho escultor antequerano. La talla cristífera mantiene rasgos en común con el Cristo del Amor de la Hermandad de los Estudiantes y la Dolorosa recuerda algunos elementos estilísticos de la Virgen del Mayor Dolor de este mismo templo. Un antiguo lienzo primero y una lacerada talla después presidieron la antigua Ermita del Cristo de la Sangre (o Iglesia del Carmen).
11. CRISTO DEL PREGÓN
Autor / Escuela: Anónimo.
Fecha: transición entre el siglo XVI y XVII.
Procedencia: Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción, Estepa.
Medidas: 150 x 105 cm.
Esta imagen solía presidir los pregones de la Semana Santa de Estepa. Desde el punto de vista estilístico la rotunda caída de la cabeza sobre el hombro, el tratamiento del pelo y la barba, el alargamiento del tronco, la tenue laceración así como la elegancia y sencillez en la composición son rasgos tardo-renacentistas que podrían fechar esta talla a finales del siglo XVI o principios del XVII. La leve desproporción entre las piernas y el tronco puede responder a su primitiva ubicación rematando algún retablo mayor, altar o capilla.
12. SANTÍSIMO CRISTO DE LA HUMILDAD Y PACIENCIA
Autor: Diego Márquez, escuela antequerana.
Fecha: 1772.
Procedencia: Iglesia de Ntra. Sra. de los Remedios, Estepa.
Medidas: 110 x 58 cm.
El Cristo de la Humildad y Paciencia es titular de la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús, estuvo ubicada en un tabernáculo a la espalda de la sillería de coro en la Iglesia de Santa María la Mayor. La talla representa a Cristo tras la flagelación en el momento de meditación previo a la coronación de espinas. Se muestra sedente con las manos entrelazadas y apoyadas sobre la pierna derecha, reclinando la cabeza hacia este costado sobre sus manos. La laceración de la espalda y torso son especialmente cruentos lo cual contrasta con la mansedumbre y sosiego del rostro. Esta imagen procesiona en Vía Crucis el Miércoles de Ceniza por la collación “churretera”.
13. CRISTO DE LA VERA CRUZ
Autor: atribuido a Roque Balduque.
Fecha: 1550-1561.
Procedencia: Iglesia de Ntra. Sra. de los Remedios, Estepa.
Medidas: 108 x 92 cm.
Esta imagen presidió la Ermita de la Vera Cruz (o Iglesia de los Remedios) desde mediados del siglo XVI hasta el XVIII. Además fue titular de la antigua cofradía del mismo nombre la cual se fusionó, en el siglo XVIII, con la del Cristo de la Columna y la del Rosario de los Remedios. Se trata de una interesante pieza de elegantes proporciones y cuidada anatomía vinculada al ámbito de Roque Balduque o algún seguidor cercano. La talla ha sufrido numerosos repintes que la han enmascarado, en su última restauración se han encontrado partes de la policromía original y restos de pan de oro en el paño de pureza. La efigie cuelga de una cruz plana, original, con remates dorados.
14. N. P. JESÚS CAUTIVO Y RESCATADO
Autor: Antonio Gavira Alba.
Fecha: hacia 1953.
Procedencia: Iglesia de San Sebastián, Estepa.
Medidas: 165 x 54 cm.
Es una talla de vestir que profesa en Estepa una de las mayores devociones cristíferas. El origen de esta escultura es una pintura barroca conservada en la capilla de Ánimas (o de la Hermandad de los Estudiantes) que representa un Jesús Cautivo con la leyenda “Pídeme que soy muy rico, que aunque Cautivo me ves, por mucho que tú me pidas, mucho más yo te daré”. La hierática imagen se muestra con las manos atadas pendiendo de sus hombros el tradicional escapulario trinitario. El escultor y pintor Antonio Gavira Alba es Catedrático Emérito de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla y miembro de la Real Academia Santa Isabel de Hungría de Sevilla.
15. VIRGEN DOLOROSA
Escuela granadina.
Fecha: mediados del siglo XVIII.
Procedencia: Casa Hermandad del Dulce Nombre, Estepa.
Medidas: 138 x 50 cm.
Es una imagen de candelero en actitud de recogimiento y meditación. Tiene las manos unidas y entrecruzadas en gesto implorante, siguiendo el típico esquema divulgativo por la escuela escultórica granadina. De sus manos sobresalen los tres clavos y de los antebrazos cuelga la corona de espinas, símbolos del martirio de Cristo. La Virgen en su pacificadora aflicción parece meditar sobre la Pasión del Hijo. Esta Dolorosa fue donada a mediados del siglo XVIII por la madre Sor María Aniceta de la Concepción y estuvo custodiada por las Madres Clarisas durante varios años.
Fuente: Blog Devociones de Estepa
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